Sala: El Sótano
Dirección: Calle de Orense 4, Madrid
Visítales: escaperoommadrid.com
Esta vez decidimos cambiar un poco nuestra rutina habitual y convencimos a un grupo de amigos para ir a visitar una sala de escape. Como éramos muchos para jugar todos juntos decidimos hacer el modo combate de la sala El Sótano de Escape Room Madrid. Ya habíamos probado La Pirámide y nos quedamos con muy buen sabor de boca, así que estábamos convencidos de que esta vez también nos iríamos de allí con buenas sensaciones.
Cuando llegamos allí nos recibieron las que iban a ser nuestras Game Master y nos sentamos en la sala de espera. Nos sorprendió que nos reconocieran de la anterior visita porque ya había pasado un tiempo. Para algunos era su primera experiencia en una sala de escape así que nuestra Game Master nos dio una breve explicación de en qué consistían los juegos, una base de las normas y algún que otro consejo. Otros ya se hacían una idea de a qué se iban a enfrentar y sabían como funcionaba todo porque ya habían picado en este adictivo mundo. Teniendo en cuenta esto, hicimos dos grupos de cuatro personas intentando equilibrar los equipos. Dejamos nuestras cosas en unas taquillas y nos dirigimos a la sala dispuestos a empezar la aventura. En la puerta nos dieron una breve introducción para empezar a meternos en el papel y nos pusimos manos a la obra.
Habéis recibido el apresurado mensaje de uno de vuestros amigos, un excéntrico científico, también algo paranoico, rogándoos que pongáis a salvo su último trabajo. Os encontráis en el sótano de su casa de campo, donde realiza sus experimentos. Debéis hallar el contenedor donde guarda una fórmula secreta que, bien utilizada, sería muy beneficiosa para la humanidad. Pero si cae en las manos equivocadas supondría un desastre biológico a escala mundial.
Tu equipo y tú tenéis poco tiempo para registrar el sótano y encontrar el contenedor antes que sus secuestradores.
¡Las consecuencias podrían ser impredecibles!
Entramos con una sensación un poco rara por no saber que tal nos iría al jugar con un equipo más grande al que estamos acostumbrados. Empezamos tímidamente a inspeccionar la sala, pero esa timidez duró poco y en un instante nos pusimos manos a la obra. Cada miembro ponía de su parte, descubría y calculaba. Trabajamos en equipo como si lo hubiésemos hecho desde siempre. Seguimos muy bien de ritmo aunque hubo alguna prueba que nos quitó un poco más de tiempo. Al final conseguimos salir, no sin agobiarnos en ciertos momentos del juego.
El tamaño de las estancias era adecuado para que un equipo como el nuestro se coordinara bien sin estorbarnos unos a otros. Aunque tiene buena ambientación, esta sala no se centra en eso, si no que tienen más protagonismo las pruebas en sí. Estas son sobre todo de estilo clásico, con candados y algunos botones. Aquí los cálculos y las matemáticas están más presentes de lo que normalmente acostumbramos a ver en las salas, pero tranquilos que es apto para todos los público. Durante todo el juego acompaña una banda sonora que te mantiene alerta y activo para que no pierdas ni un segundo.
El otro equipo estuvo algo más justo de tiempo, pero tampoco tuvo problemas y al final todos conseguimos nuestro objetivo. ¡Además recibimos un diploma acreditando el logo! Como nos gustan estos detalles. Después nos hicimos la foto de grupo para no olvidar esta aventura y nos quedamos un rato comentando las mejores jugadas.
Nosotros nos lo pasamos muy bien, nos parece una actividad diferente y original para hacer en grupo. Seguro que ese día se formó algún adicto más a las salas de escape.
Cuando llegamos allí nos recibieron las que iban a ser nuestras Game Master y nos sentamos en la sala de espera. Nos sorprendió que nos reconocieran de la anterior visita porque ya había pasado un tiempo. Para algunos era su primera experiencia en una sala de escape así que nuestra Game Master nos dio una breve explicación de en qué consistían los juegos, una base de las normas y algún que otro consejo. Otros ya se hacían una idea de a qué se iban a enfrentar y sabían como funcionaba todo porque ya habían picado en este adictivo mundo. Teniendo en cuenta esto, hicimos dos grupos de cuatro personas intentando equilibrar los equipos. Dejamos nuestras cosas en unas taquillas y nos dirigimos a la sala dispuestos a empezar la aventura. En la puerta nos dieron una breve introducción para empezar a meternos en el papel y nos pusimos manos a la obra.Habéis recibido el apresurado mensaje de uno de vuestros amigos, un excéntrico científico, también algo paranoico, rogándoos que pongáis a salvo su último trabajo. Os encontráis en el sótano de su casa de campo, donde realiza sus experimentos. Debéis hallar el contenedor donde guarda una fórmula secreta que, bien utilizada, sería muy beneficiosa para la humanidad. Pero si cae en las manos equivocadas supondría un desastre biológico a escala mundial.
Tu equipo y tú tenéis poco tiempo para registrar el sótano y encontrar el contenedor antes que sus secuestradores.
¡Las consecuencias podrían ser impredecibles!
Entramos con una sensación un poco rara por no saber que tal nos iría al jugar con un equipo más grande al que estamos acostumbrados. Empezamos tímidamente a inspeccionar la sala, pero esa timidez duró poco y en un instante nos pusimos manos a la obra. Cada miembro ponía de su parte, descubría y calculaba. Trabajamos en equipo como si lo hubiésemos hecho desde siempre. Seguimos muy bien de ritmo aunque hubo alguna prueba que nos quitó un poco más de tiempo. Al final conseguimos salir, no sin agobiarnos en ciertos momentos del juego.El tamaño de las estancias era adecuado para que un equipo como el nuestro se coordinara bien sin estorbarnos unos a otros. Aunque tiene buena ambientación, esta sala no se centra en eso, si no que tienen más protagonismo las pruebas en sí. Estas son sobre todo de estilo clásico, con candados y algunos botones. Aquí los cálculos y las matemáticas están más presentes de lo que normalmente acostumbramos a ver en las salas, pero tranquilos que es apto para todos los público. Durante todo el juego acompaña una banda sonora que te mantiene alerta y activo para que no pierdas ni un segundo.
El otro equipo estuvo algo más justo de tiempo, pero tampoco tuvo problemas y al final todos conseguimos nuestro objetivo. ¡Además recibimos un diploma acreditando el logo! Como nos gustan estos detalles. Después nos hicimos la foto de grupo para no olvidar esta aventura y nos quedamos un rato comentando las mejores jugadas.
Nosotros nos lo pasamos muy bien, nos parece una actividad diferente y original para hacer en grupo. Seguro que ese día se formó algún adicto más a las salas de escape.
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