Sala: Abracadabra
Dirección: Calle Encomienda 12, Madrid
Visítales: brainbreak.es
En esta ocasión nos atrevimos a adentrarnos en un mundo de magia e ilusión y fuimos a probar la sala Abracadabra de Brain Break. El tema de juegos de manos, ilusionismo, cartomagia, trampillas secretas y trucos imposibles es muy atractivo, por lo que ya teníamos altas expectativas. La historia que presentan desde el inicio es la siguiente:
La vida del gran mago Raymond está llegando a su fin. Es tiempo de ceder el testigo a sus aprendices: ¡VOSOTROS!
Para ver si estáis preparados, os encerrará en su casa poniéndoos toda clase de pruebas y trucos mágicos. Comprobando así, si sois capaces de seguir su legado. Deberéis escapar antes de 60 minutos, para ello deberéis utilizar todos los trucos que conozcáis y descubrir el truco final del gran Raymond.
Nos equivocamos con la hora a la que habíamos reservado y llegamos allí diez minutos tarde. Nos tuvo que llamar el Game Master para ver si pensábamos ir a jugar…¡perdón!. Por eso, la introducción inicial fue un poco rápida y las reglas del juego y todo lo demás también lo tuvimos que hacer más rápido de lo normal para no perjudicar a la siguiente reserva.
Así que en un visto y no visto entramos en la sala y empezamos a enfrentarnos a las pruebas que el mago Raymond nos tenía preparadas. La verdad es que ese día estábamos inspirados y se nos dio bastante bien. Conseguimos nuestro objetivo con 15 minutos de margen y con muy pocas pistas.
Con respecto a la ambientación de sala es correcta, entras realmente en la casa de un mago, con los típicos objetos propios de un mago. Las pruebas son bastante curiosas, otras parecen magia y una en concreto nos resultó muy divertida y nos reímos mucho. Aunque a simple vista parece que predominan los candados, también hay varios mecanismos y sorpresas repartidas durante el juego. Id preparados para abrir la mente y pensar como lo haría un mago. En la sala caben grupos grandes sin estorbarse demasiado, ¡cuantos más ojos mejor! Hubo un momento en el que nos atascamos y tuvimos que pedir una pista, pero no obtuvimos respuesta. No sabemos si sería porque íbamos bien de tiempo o porque no nos habría escuchado, el caso es que al final lo sacamos sin pista, que sabe mejor. En general consideramos la sala de un nivel de dificultad medio.
Algo que no nos terminó de convencer es que se oyera al siguiente grupo cuando entró a jugar en la otra sala que tienen. Es algo que, aunque muchas veces es inevitable por la logística, nos parece que te saca un poco de ese pequeño mundo en el que estamos cuando entramos en una sala de escape.
Al salir nos hicimos la foto con el atuendo adecuado y estuvimos hablando con nuestro Game Master como nos gusta hacer. No sabemos si solo sería ese día, pero nos pareció que estaba solo para controlar las dos salas a la vez. Todavía tenemos pendiente su otra sala, así que no tardaremos mucho en volver por allí. Además, también tenía en proceso otra sala más, una mucho más tecnológica. Habrá que esperar para saber un poco más de ella porque aún es ¡TOP SECRET!
La vida del gran mago Raymond está llegando a su fin. Es tiempo de ceder el testigo a sus aprendices: ¡VOSOTROS!
Para ver si estáis preparados, os encerrará en su casa poniéndoos toda clase de pruebas y trucos mágicos. Comprobando así, si sois capaces de seguir su legado. Deberéis escapar antes de 60 minutos, para ello deberéis utilizar todos los trucos que conozcáis y descubrir el truco final del gran Raymond.
Nos equivocamos con la hora a la que habíamos reservado y llegamos allí diez minutos tarde. Nos tuvo que llamar el Game Master para ver si pensábamos ir a jugar…¡perdón!. Por eso, la introducción inicial fue un poco rápida y las reglas del juego y todo lo demás también lo tuvimos que hacer más rápido de lo normal para no perjudicar a la siguiente reserva.
Así que en un visto y no visto entramos en la sala y empezamos a enfrentarnos a las pruebas que el mago Raymond nos tenía preparadas. La verdad es que ese día estábamos inspirados y se nos dio bastante bien. Conseguimos nuestro objetivo con 15 minutos de margen y con muy pocas pistas.
Con respecto a la ambientación de sala es correcta, entras realmente en la casa de un mago, con los típicos objetos propios de un mago. Las pruebas son bastante curiosas, otras parecen magia y una en concreto nos resultó muy divertida y nos reímos mucho. Aunque a simple vista parece que predominan los candados, también hay varios mecanismos y sorpresas repartidas durante el juego. Id preparados para abrir la mente y pensar como lo haría un mago. En la sala caben grupos grandes sin estorbarse demasiado, ¡cuantos más ojos mejor! Hubo un momento en el que nos atascamos y tuvimos que pedir una pista, pero no obtuvimos respuesta. No sabemos si sería porque íbamos bien de tiempo o porque no nos habría escuchado, el caso es que al final lo sacamos sin pista, que sabe mejor. En general consideramos la sala de un nivel de dificultad medio.
Algo que no nos terminó de convencer es que se oyera al siguiente grupo cuando entró a jugar en la otra sala que tienen. Es algo que, aunque muchas veces es inevitable por la logística, nos parece que te saca un poco de ese pequeño mundo en el que estamos cuando entramos en una sala de escape.
Al salir nos hicimos la foto con el atuendo adecuado y estuvimos hablando con nuestro Game Master como nos gusta hacer. No sabemos si solo sería ese día, pero nos pareció que estaba solo para controlar las dos salas a la vez. Todavía tenemos pendiente su otra sala, así que no tardaremos mucho en volver por allí. Además, también tenía en proceso otra sala más, una mucho más tecnológica. Habrá que esperar para saber un poco más de ella porque aún es ¡TOP SECRET!
¡Hola! También pasamos por aquí ante el gran Raymond. Muy mágica, yo la definiría así. Tuvimos algún retraso en la recepción de pistas y nos llevamos nuestra propia conclusión sobre el por qué al verles actuar con el grupo que estaba en Plan de Escape. Pero en general nos gustó mucho, nos reímos un montón y nos sorprendió toda esa magia que guarda.
ResponderEliminarUna lástima si no pudísteis disfrutar la introducción con calma. No sé cómo fue, pero yo me quedé con la boca abierta.
¡Saludos de tinta!